Aprendizaje
Aprendemos en
función de cómo percibimos la realidad y cómo la procesamos
Hay personas que se
leen hasta la letra pequeña de los manuales mientras que otros se
lanzan a pulsar todos los mandos para ver qué ocurre. No es ni bueno
ni malo. Simplemente, nos da pistas de nuestra manera de aprender.
Veamos los cuatro tipos de aprendizaje que existen para identificar
cuál es el tuyo.
Quieres hacer un
viaje con tu pareja y uno de vosotros necesita leer hasta el mínimo
detalle sobre el sitio a donde vais, mientras que el otro se pone de
los nervios porque preferiría lanzarse a la aventura. O en una
reunión de trabajo un compañero no para de dar ideas sin concretar
nada, mientras que a otro le agobia no trabajar en una sola. ¿Has
vivido algo de esto? Si es así, bienvenido a los diferentes modos de
aprender y a sus dificultades (y oportunidades).
En 1984 un profesor
universitario, David Kolb, descubrió que los adultos tenemos
distintas maneras de aprender que dependen de cómo percibamos la
realidad y de cómo la procesemos. Hay personas que captan la
realidad fundamentalmente a través de la experiencia y otros,
creando teorías. Los primeros son más empáticos y tienden a hacer
varias tareas al mismo tiempo (multiplicidad). Es más, si no lo
hacen se pueden aburrir soberanamente. Los segundos prefieren
centrarse en una sola tarea, se manejan muy bien en la teoría y se
perderían con varias cosas al mismo tiempo (unicidad).
Con respecto a la
manera de captar la información, algunos la procesarán si se ponen
manos a la obra (acción) y otros si reflexionan sobre lo que
observan (pensamiento). Pues bien, las anteriores características
definen los ejes de las maneras de aprender y de los cuatro estilos.
Veámoslos con algo más de detalle:
Difícilmente leerán
un manual.
Son el resultado de la multiplicidad y la acción.
Prefieren trabajar rodeados de personas y se buscan la vida para
conseguir recursos y alcanzar resultados. Les gusta asumir riesgos y
saben adaptarse a las circunstancias. En una empresa abundan en los
departamentos de ventas. Y la pregunta clave que necesitan contestar
es ¿cuándo?
Asimiladores o
expertos en la conceptualización
Su estilo es opuesto
a los adaptadores. Son extraordinarios creando modelos teóricos y
definiendo claramente los problemas. Les interesan más las ideas
abstractas que las personas, por lo que no es de extrañar que
destaquen en el campo de las matemáticas o de las ciencias. En una
empresa pueden estar en posiciones de investigación o de
planificación estratégica. Y la pregunta clave que necesitan
contestar es ¿por qué?
Divergentes o los
reyes de las mil y una ideas creativas
Disfrutan analizando
los problemas en su conjunto y trabajando con personas. Son
empáticos, emocionales y ocurrentes. No es de extrañar que lancen
un sinfín de propuestas diferentes en una reunión. En este estilo
se encuentran artistas, músicos y todos los creativos en el mundo de
la empresa. Y la pregunta clave que necesitan contestar es ¿y si…?
o ¿por qué no?
Convergentes o el
poder de la aplicación en una sola cosa
Son los opuestos a
los divergentes. Necesitan la aplicación práctica a las ideas para
testar teorías o resolver problemas. Se pierden con muchas
alternativas. Sin embargo, son excepcionales en situaciones donde
haya un único camino para ser resueltas. Muchos ingenieros se
enmarcan en este estilo de aprendizaje. Y la pregunta clave que
necesitan contestar es ¿para qué?
Como es de imaginar
hay personas cuyo estilo de aprendizaje está más marcado que otros
como, por ejemplo, Sheldon Lee Cooper, protagonista de la serie The
Big Bang Theory, quien es un asimilador total. Lo normal es que no
sea así y que todos tengamos un poco de los cuatro aunque nos
solamos sentir más cómodos con uno.
En definitiva, todos
tenemos un estilo de aprendizaje que nos define más que otros y para
desarrollarnos mejor en lo personal y profesional sería recomendable
estar con personas que nos complementaran y cuyo estilo estuviera en
el extremo del nuestro. Por ello, si eres de los que no lees los
manuales, estáte cerca de quienes disfrutan haciéndolo (o
viceversa). Porque más allá de este hábito, existe una manera
interna distinta de percibir y de procesar la realidad que te puede
ayudar a mejorar y a superarte a ti mismo en muchos otros ámbitos de
la vida.
Fuente: Laboratorio
de Felicidad
Jericó, P. (2016). Obtenido de:
http://elpais.com/elpais/2016/10/10/laboratorio_de_felicidad/1476119828_530014.html?id_externo_rsoc=FB_CC
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