Pudiere
pensarse que la prevención de riesgos laborales en el país nace el 1°
de Febrero de 1968, cuando bajo el gobierno del Presidente Eduardo Frei
Montalva es promulgada la Ley N° 16.744 del Ministerio del Trabajo y
Previsión Social, que establece Normas Sobre Accidentes del Trabajo y
Enfermedades Profesionales.
En
realidad la prevención de riesgos en el país data de mucho antes y se
remonta a los tiempos de la dominación española, la cual mediante
Cédulas Reales de Carlos V y Felipe II, señalaban: “Se prohíbe la utilización de
indios menores de 18 años de edad en el transporte manual o corporal de
cargas, permitiéndolo sólo hacerlo con indios sanos y mayores de esa
edad, siempre que tal transporte consista en artículos esenciales y con
peso no mayor de dos arrobas. Para cargas mayores domasen muchas yeguas y
caballos de que hay en estas tierras grandes y baratas y hacerles
aparejos para ello. (Hernando de Santillan - Licenciado y Oidor de
Lima-Chile 1557.)
El real aporte del Presidente Frei Montalva y su gobierno fue la creación de una ley modelo para la época, que presenta un alto sentido social y de protección hacia los trabajadores tanto así que fue tomada como modelo por otros países del continente. El concepto de visionaria está dado a que transcurridos casi sesenta años desde su promulgación, la ley N° 16,744 no ha sufrido grandes cambios hasta nuestros días.
Pero la prevención de riesgos en nuestro país no da un salto desde la conquista española al año 1968, pues el año 1916 bajo la Ley N° 3170 se legisla sobre accidentes del trabajo, definiendo la atención médica, pago de subsidios e indemnizaciones y estableciendo la responsabilidad patronal de los accidentes.
El año 1924 se legisla mediante la Ley N° 4055 el hecho de considerar indemnizables todos los accidentes del trabajo y las enfermedades profesionales. Esta ley fue modificada el año 1945, donde se eleva el jornal diario como subsidio de 50 a 75%.
Posteriormente en 1940 por decreto N° 625, se establecen normas sobre Higiene y Seguridad Industrial y solo el año 1953 se crea el Consejo Nacional de Seguridad.
¿QUE OCURRE HOY EN DÍA?
Lo cierto es que actualmente, un número no menor de empresas en el país ven la Prevención de Riesgos como un costo que deben pagar porque así se los indica la ley, no entendiendo que la prevención y seguridad de sus trabajadores es parte del negocio como lo es la calidad. Pero sería injusto declarar que toda la responsabilidad es de los empresarios, pues en el ejercicio de la profesión como Técnicos o Ingenieros en Prevención de Riesgos y Medio Ambiente, se puede apreciar que los trabajadores carecen de una cultura preventiva que los hace tomar riesgos innecesarios en la ejecución de sus tareas.
Por otra parte, con un estado cada vez de menor tamaño, los organismos fiscalizadores como la Inspección del Trabajo y las Seremis de Salud no cuentan con los recursos necesarios para garantizar el cumplimiento de todas las normas técnicas y legales que deben aplicar las empresas en el desarrollo de sus funciones.
Anualmente se gastan millones de pesos en curar y rehabilitar a víctimas de accidentes del trabajo, dinero con el cual se podrían construir hospitales, escuelas y viviendas que tanta falta le hacen al país.
Después del lamentable suceso de la Mina San José en que treinta y tres trabajadores quedaron atrapados en su interior y, por cierto, su feliz desenlace, autoridades, técnicos y estudiosos en la materia prometieron que la prevención de riesgos jugaría un rol importante en la actividad productiva de nuestro país. Sin embargo pareciera ser que los chilenos no tenemos buena memoria. Cosa similar ocurre después de cada terremoto, experiencia que de tanto en tanto estamos obligados a vivir.
LA CULTURA PREVENTIVA
Samuel Chavez Donoso, una de las personas que más sabe de prevención de riesgos en el país, hace una pregunta en sus presentaciones. ¿Arriesgaría más de lo que está dispuesto a perder?
Es sin duda, un pregunta a la cual la mayor parte de los lectores, sino todos respondería que no. Pero todos los que responden no, siguen arriesgándose al cruzar una calle por un paso no habilitado, corriendo a gran velocidad o utilizando el celular mientras conducen. Y no contentos con esto, utilizan en sus hogares conexiones eléctricas mal hechas o piscinas sin reja de protección arriesgando a quienes quieren.
La única manera de asegurar que los trabajadores de nuestro país vuelvan a casa sanos y salvos después de una jornada de trabajo es la creación de una CULTURA PREVENTIVA aplicada a toda la sociedad, donde todos y cada uno de sus integrantes se hagan responsables de su seguridad y de la de los otros, pero esta conciencia debe ser inculcada desde la más tierna infancia a objeto que los niños de hoy sean los trabajadores del futuro, conscientes y dedicados, que se hacen responsables de su seguridad.
Cátedra: Gestión de Seguridad Industrial I y II