viernes, 12 de diciembre de 2014

A PROPÓSITO DE UN DERRAME ......


Es común escuchar o leer por estos tiempos, “el poder de la ciudadanía” o “de los movimientos sociales” como un nuevo fenómeno social al cual los agentes políticos tienen que escuchar para incorporar sus demandas, en los programas de gobierno o en el diseño de políticas públicas.
Si analizamos con atención la imagen de arriba, nos da cuenta -que al menos- el fenómeno no es nuevo, esta es una hermosa historia de hace 65 años, donde la comunidad organizada del Puerto de Valparaíso luchó para que la primera refinería del país fuera establecida en Concón y no en el Puerto de San Antonio, (en ese tiempo, administrativamente dependiente de Santiago, la capital del país), esta es una de las primeras grandes victorias del regionalismo versus el centralismo tan característico de nuestra nación.
Inmediatamente después del gran conflicto mundial, el país comenzaba a desarrollarse industrialmente, el modelo económico era el de “sustitución de importaciones”, se había creado la CORFO, ente rector de este magno propósito y algunos años antes se había descubierto petróleo en Tierra del Fuego (1945), se requería una refinería que pudiera transformar este “oro negro” en combustibles.
La industrialización del país era un signo de desarrollo y fundamentalmente de generación de empleos, se vivía en una sociedad con un gran segmento de la población en niveles muy precarios de subsistencia; solo un ejemplo para significar las carencias de infraestructura, (que hoy nos parecen absolutamente normales), en el mismo momento que la muchedumbre celebraba en la plaza Sotomayor, no existía puente sobre el río Aconcagua que uniera Concón con el puerto de Quintero, existía una balsa para cruzar de un lado al otro.
Fueron visionarios aquellos ciudadanos, pues al instalar la refinería, generó un polo de desarrollo con énfasis en la industria petro-química, la construcción de infraestructura y por añadidura el potenciamiento del otro puerto hermano al de Valparaíso, el de Quintero (Ventanas).
Este está ubicado en la bahía del mismo nombre, geográficamente con mejores características que su hermano mayor, mira al norte y presenta mejores condiciones de abrigo. Por este puerto y a través de un oleoducto que lo comunica con la refinería de ENAP, llega el petróleo crudo y salen los combustibles ya refinados que abastecen regiones más alejadas del país, más recientemente se ha incorporado a este complejo la descarga y el transporte de gas natural.
A su vez, este puerto, también atrajo y consolidó la instalación de otras industrias, entre otras, la Refinería de cobre, primero propiedad de ENAMI y actualmente de CODELCO, una central termoeléctrica y todas las instalaciones y servicios propios de establecimientos de este tipo. Hace pocos años, en este sector se construyeron los estanques que almacenan el gas natural comprimido que viene por barco para abastecer parte de nuestro desarrollo con la energía necesaria.
No previeron los ciudadanos de ese entonces, que todo este desarrollo industrial traería aparejado un gran deterioro ambiental asociado al cambio de uso del suelo, de una zona eminentemente agrícola por otra de carácter industrial, desaparecieron las lechugas costinas y en las últimas décadas hemos asistido a la degradación del suelo y reclamos de los herederos de aquellos que aplaudían en el pasado, del empeoramiento en su calidad de vida.
Es en este contexto, el pasado 24 de septiembre, el buque Mimosa provocó un accidente grave cuando en un procedimiento ordinario de descarga a través de las tuberías submarinas que conectan con los oleoductos que abastecen la refinería de Concón, colapsaron provocando un derrame de aproximadamente 22.000 litros de petróleo crudo en el mar.
La autoridad marítima ha designado un fiscal exclusivo que investiga el accidente y determinará responsabilidades y las sanciones pertinentes.
Esta sentencia nos dará pistas sobre si los riesgos inherentes a una actividad peligrosa como lo es la producción, transporte y refinación de Hidrocarburos estaban bien definidos y cubiertos.
Son varios los actores, involucrados en este grave incidente, por cierto ENAP que como cliente se ha visto afectado y ha interpuesto una querella criminal contra los responsables del derrame. Este hecho no lo exime de culpa, veremos finalmente el dictamen de la justicia. Independientemente de aquello, la empresa en forma irresponsable se apresuró a dar datos estimados de un derrame de 3 metros cúbicos, generando desconfianza y poca transparencia en el desarrollo de la gestión de la crisis. Ha quedado en el consciente colectivo la idea que ellos son los culpables y esto aún no lo sabemos, lo que sí sabemos que la política comunicacional de ENAP, necesita urgentemente mejorar.
Los otros actores con posible responsabilidades en la operación, son:
1.- Los propietarios de la nave y principalmente su capitán,
2.- Los propietarios (Ultramar) de los remolcadores de altamar, Puyehue y Horcón,

3.- La capitanía de puerto, quien designa un práctico que dirige la operación desde uno de los remolcadores.
La investigación que lleva la autoridad marítima, nos aclarará entre otras materias, si las condiciones climáticas de aquel día eran favorables para la operación y porqué, si no lo eran, la capitanía de puerto desestimó que el buque saliera a la gira a capear el temporal, también tendrán que efectuar un riguroso examen si las espías que aseguraban los ductos y la propia nave con los remolcadores, estaban en buenas condiciones y si éstas eran parte del equipo de la nave o de la agencia. También resulta más o menos obvio que todos estos actores en conjunto tendrán que revisar sus planes de contingencia.
Hoy existen metodologías y procedimientos para poder limpiar los ecosistemas afectados y recuperar el crudo derramado que cumplen normas nacionales y de referencia posibles de certificar internacionalmente. La constitución por la autoridad ambiental de una garantía de 15 millones de dólares que cubren los gastos de limpieza y reparación es una prueba más que suficiente de la dimensión del accidente. 
La disciplina de la Prevención y Riesgos tiene como misión, la eliminación, prevención o control del peligro, con el objeto de eliminar las fatalidades en una organización.
Situaciones ocurridas en el puerto de Ventanas, darán origen, en este caso a que cada uno de los responsables, además de las sanciones que les imponga la autoridad ambiental, la oportunidad de mejorar sus propios estándares de control de fatalidades (ECF) para lograr una gestión sustentable en el tiempo.
La estructura genérica de las guías de ECF, deben contemplar: Objetivos, Alcances y Requisitos, tanto para: personas y organización, como para las instalaciones, los equipos y el entorno. Será necesario contrastar lo que indican estos estándares (requisitos) con lo que existe en la realidad, para establecer la brecha que existe para cada uno de ellos.
El cierre de estas brechas, requerirá ciertas acciones: capacitación y entrenamiento del personal, desarrollo de normas, procedimientos de trabajo e inversiones o diseño de ingeniería y el análisis de ellas, permitirá conocer el costo y los plazos que significará implementar los ECF. Estos resultados no deben medirse de forma inmediata, una gestión exitosa requiere mostrar, al menos cinco años consecutivos sin accidentes.

Cátedra:  Higiene Industrial
Carrera:   Ingeniería en Prevención de Riesgos y MedioAmbiente.
Docente: José Luis Rodríguez M.
             
Universidad Miguel de Cervantes

Nota: El 6 de diciembre la Fiscalía Naval
fija a Enap mayor sanción por derrame en bahía de Quintero. Investigación sanciona a estatal con $450 millones y con $360 millones al buque y al remolcador. Además se cifró en 38 mil litros el vertimiento, 16 mil más que los informados por refinería.
Ver en: http://www.latercera.com/noticia/nacional/2014/12/680-607602-9-fiscalia-naval-fija-a-enap-mayor-sancion-por-derrame-en-bahia-de-quintero.shtml 


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